CENOTES

 

Tesoros naturales de la Península de Yucatán

Los cenotes, formaciones únicas de la Península de Yucatán, tienen un profundo significado en la historia y cultura de la región. El término «cenote» proviene de la palabra maya «dzonot», que significa «abismo». Para los antiguos mayas, estos cuerpos de agua eran más que simples fuentes de agua dulce; eran portales a otro mundo y lugares de comunión con los dioses.

 

Geológicamente, los cenotes se formaron hace millones de años, como resultado del impacto del meteorito que acabó con los dinosaurios. Este evento creó una red de cavernas en la península, las cuales, con el tiempo, se inundaron con agua de lluvia que se filtraba a través del suelo calizo. El colapso de estas cavernas, debido a la erosión, dio lugar a los cenotes tal como los conocemos hoy.

 

Existen tres tipos de cenotes, clasificados por su edad y estructura: los abiertos, que han perdido completamente su techo y están expuestos a la luz solar; los semiabiertos, que aún conservan parte de su techo, permitiendo una mezcla entre sombra y luz; y los cerrados, que son más jóvenes y permanecen casi completamente cubiertos por roca. Cada uno de ellos ofrece un paisaje espectacular, con aguas cristalinas y formaciones de estalactitas y estalagmitas que decoran su interior.

 

Además de su belleza geológica, los cenotes albergan una biodiversidad particular. Especies como el pez guppy y el bagre habitan sus aguas, mientras que los árboles de raíces largas crean un ambiente místico en su interior.

 

Los cenotes no solo son maravillas naturales, sino también importantes reservas de agua dulce en una región donde los ríos no fluyen en la superficie. Con más de 15,000 cenotes en la península, se han convertido en una atracción ecoturística de renombre mundial. Desde practicar snorkel en sus aguas cristalinas hasta explorar sus profundas cavernas buceando, estos sitios ofrecen una conexión única con la naturaleza y la historia.

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